Los colores de las cicindelas

Uno de los grandes atractivos de los cicindélidos son los fantásticos colores metalizados que despliegan la mayoría de las especies. En esta entrada no vamos a hablar de las ventajas adaptativas ni de la ontogenia (desarrollo) de estos colores cuticulares, sino que vamos a centrarnos exclusivamente en las bases físicas  y biológicas que los producen. Para ilustrar la sección tenemos en la primera imagen el detalle de los élitros de Lophyra flexuosa, y en la segunda los de una especie norteamericana de aspecto muy atractivo, Cicindela sexguttata, en las cuales ya se pueden empezar a intuir las células que componen el cuerpo de estos insectos:



El pigmento fundamental responsable del color de las cicindelas es la melanina, una sustancia ubicua en los seres vivos derivada del aminoácido tirosina y que en las cicindelas se sitúa formando láminas en la cutícula que reflejan la luz. La cutícula está además provista de ceras que contribuyen por su parte a permitir el paso de la luz. Las distancias entre estas láminas alternantes producen una amplia gama de colores mediante reflexión e interferencia. La textura de la superficie de la cutícula juega un papel determinante en el resultado de este mecanismo, con las estructuras epicuticulares muy esculpidas y poco uniformes dando una mezcla de colores de diferentes longitudes de onda reflejados en distintos ángulos y desde distintas localizaciones obteniéndose así colores verdes o marrones opacos similares a los de otros insectos, mientras que si las subcapas epicuticulares son más uniformes y la superficie de la cutícula es más lisa aparecen iridiscentes tonalidades metálicas. En aquellas regiones donde no existan depósitos de melanina aparecerán zonas pálidas o blancas, como se observa en la totalidad de los cicindélidos españoles. Otras sustancias cuticulares, principalmente lípidos y ceras, también juegan un papel en la generación del color pero su función primaria es la de impermeabilizar al escarabajo.

Como conclusión final de esta sección, qué mejor que mostrar a las cicindelas de las fotos de introducción en todo su esplendor macroscópico: