Los coleópteros son insectos de metamorfosis completa, lo cual significa que su ciclo vital pasa por un estado larvario muy diferente en aspecto, comportamiento e incluso alimentación y requerimientos que el adulto. En el caso de las cicindelas, el estado larvario consta de tres instars o períodos entre mudas, y las larvas tienen un aspecto más o menos vermiforme pero fuertemente adaptado a su especializado modo de vida: al igual que los adultos, son carnívoras, pero difieren en que las larvas son sedentarias y cazan al acecho. Se guarecen en galerías más o menos verticales en la mayoría de las especies, de las cuales la única parte visible es un orificio perfectamente circular en el suelo. En esta entrada no vamos a hablar en profundidad de la biología o la anatomía larvaria, sino que nos vamos a centrar en cómo capturarlas fácilmente para poder proceder a su observación o cría.
Para obtener adultos, lo mejor es buscar larvas de tercer instar, ya que terminarán su desarrollo más rápido y es más probable que lo lleven a término con éxito. Para ello buscaremos en los primeros meses del año a especies como Cephalota maura, aunque otras hibernan, seguramente Cicindela maroccana entre ellas, como adultas.
Al obtener larvas de insectos en general siempre es mejor llevarse a casa unas cuantas, ya que en muchas especies el impacto de los parasitoides es muy alto y es por tanto probable que algunas mueran antes de completar su desarrollo por causas ajenas a nuestra negligencia.
Una vez hayamos localizado un túnel larvario, lo más probable es que no veamos a la larva en absoluto, o que veamos justo cómo se retira a las profundidades de su agujero (que puede ser muy profundo en algunas especies) al percatarse de nuestra presencia. La forma más obvia de atacar el problema de cómo sacar a la larva de su escondrijo es excavar la zona con una pala, pero este método no lo recomiendo por ser poco eficaz y muy destructivo, tanto con las inmediaciones del túnel como con la propia larva si no tenemos cuidado. Además, es muy fácil perder de vista el agujero entre tanta tierra y sólo haber conseguido causarle graves molestias a la larva o incluso matarla sin llegar a verla siquiera.
Por eso, en esta entrada os presento un método mucho mejor y probado por nosotros para sacar larvas de Cephalota maura a finales de marzo. Consiste simplemente en tomar una brizna de hierba más o menos robusta y sobre todo muy larga y meterla cuidadosamente en el orificio hasta topar con el fondo. Una vez hayamos tanteado el fondo del túnel, comenzamos a sacar la brizna muy despacio. La larva casi siempre morderá al "intruso" de forma instintiva, y notaremos la leve resistencia del cuerpo de la larva, que se aferra a las paredes del túnel durante su lenta ascensión. Una vez notemos que la tenemos cerca de la boca del túnel (con un poco de práctica ni siquiera tenemos que verla todavía) damos un fuerte tirón y habremos desalojado a la larva, que ya es muy fácil de capturar.
Para mantener a la larva, como se comenta en la sección de cría, van muy bien los viales de plástico o cualquier otro tipo de bote alargado y de boca estrecha, en los que pondremos tierra o arena del lugar de procedencia de la larva. La propia larva construirá un nuevo túnel casi de inmediato y podremos alimentarla con hormigas y otros insectos pequeños.
Aquí se ve cómo la larva, que ya había sido desalojada e introducida en un tubo previamente, inicia la construcción de un nuevo túnel nada más ser introducida en un nuevo tubo:
Menos de una hora más tarde el túnel está terminado. El aspecto que presenta aquí no es el que tiene en el campo, donde toma una forma perfectamente circular y la tierra removida ha sido retirada por el viento o por la propia larva, al actuar en un espacio no confinado:
Aquí se ve cómo la larva, que ya había sido desalojada e introducida en un tubo previamente, inicia la construcción de un nuevo túnel nada más ser introducida en un nuevo tubo:
Menos de una hora más tarde el túnel está terminado. El aspecto que presenta aquí no es el que tiene en el campo, donde toma una forma perfectamente circular y la tierra removida ha sido retirada por el viento o por la propia larva, al actuar en un espacio no confinado: